“Drones”. Hay que salir de la casa sólo los días nublados…
Los ataques con aviones no tripulados están diezmando el Talibán y Al Qaeda.
Por Jorge Ortiz
Hakimullah Mehsud,
el líder talibán de Paquistán, tenía motivos, ese día, para estar
tranquilo: la víspera, 31 de octubre de 2013, habían quedado
oficialmente abiertas las negociaciones entre el gobierno paquistaní y
los talibán, en busca de un acuerdo —difícil, improbable— de cese del
fuego, entrega de las armas y paz. Esa mañana, Mehsud asistió con su
lugarteniente y tres guardaespaldas a una reunión de milicianos en una
mezquita en las afueras de Miranshá, la capital de la región de
Waziristán del Norte. Tenía, después, una sesión de adoctrinamiento a
jóvenes musulmanes radicales. Pero…
Pero, al salir de la
mezquita, un avión estadounidense no tripulado, de los llamados
‘drones’, apareció súbita y silenciosamente sobre él y, con una
precisión asombrosa, disparó un misil que impactó de lleno en el
automóvil en que viajaban Mehsud y sus escoltas. Los cinco murieron en
el acto, carbonizados. Tan sigilosamente como había aparecido, el avión
desapareció en el cielo, entre las montañas del noroeste de Paquistán,
en la zona fronteriza con Afganistán.
Una semana más tarde, el 7
de noviembre, una asamblea secreta de las treintitantas facciones
islamistas armadas de Waziristán designó nuevo jefe de los talibán
paquistaníes a Fazal Biladar Khan, conocido por su nombre de guerra de
‘maulana’ Fazlullah, quien adquirió notoriedad en 2007, cuando logró
imponer la ley islámica, la ‘sharia’, en el valle del Swat. Pero el
prestigio mayor de Fazlullah (lo que le valió el título de ‘maulana’,
como símbolo de respeto) provino de haber sido quien organizó el
atentado para asesinar a Malala Yousafzai, la joven activista por la
educación de las mujeres. Malala sobrevivió, pero no pudo volver a vivir
a Pakistán.
Al día siguiente de la
muerte de Mehsud y sus acompañantes, el primer ministro paquistaní,
Nawaz Sharif, objetó con dureza el uso de ‘drones’, porque, según dijo,
“causan la pérdida de vidas inocentes, tienen implicaciones en materia
de derechos humanos y, además, terminan siendo contraproducentes, porque
generan más radicalismo y violencia”. Para los Estados Unidos, sin
embargo, el empleo de ‘drones’ en operaciones antiterroristas es “legal,
preciso y efectivo”.
El consejo de Bin Laden
La muerte de Mehsud
no fue, por cierto, la primera “eliminación selectiva” con ‘drones’ de
líderes de los grupos armados del radicalismo musulmán. En junio de
2012, Abu Yahya al-Libi, el número dos de la red Al Qaeda, murió en un
ataque de aviones estadounidenses no tripulados contra una casa en la
zona de Mir Alí, también en Waziristán del Norte, en el que,
aparte de Al-Libi, cayeron otros catorce guerrilleros. Ese fue el mayor
golpe antiterrorista desde mayo de 2011, cuando un comando de fuerzas
especiales mató en su refugio del norte paquistaní a Osama bin Laden, el
fundador, ideólogo y líder de Al Qaeda.
Precisamente Bin Laden,
consciente del peligro de los ‘drones’, había instruido a sus personas
más cercanas para que evitaran todo movimiento a cielo abierto. “Hay que
salir de la casa sólo los días nublados”, según le había escrito a su
hijo en una carta que, tras su muerte, fue encontrada en su refugio y
que no alcanzó a enviar. Y, en efecto, los comandantes de la red y del
talibán, tanto en Paquistán como en Afganistán, actualmente ya evitan
todo desplazamiento en los días de sol.
No obstante, decenas de
líderes guerrilleros murieron en los 45 ataques con ‘drones’
documentados entre enero de 2012 y agosto de 2013, en los que, de
acuerdo con un informe de Amnistía Internacional, también murieron 19
civiles inocentes, incluidos niños. El gobierno estadounidense no ha
confirmado ni desmentido esa cifra, pues, “por motivos de seguridad”, no
hace ningún comentario sobre sus operaciones antiterroristas.
Según Amnistía
Internacional, esas muertes, incluidas las de combatientes, “pueden
constituir ejecuciones extrajudiciales y hasta crímenes de guerra”. Su
informe recoge, como ejemplo, el caso de Manama Bibi, una campesina de
68 años de edad, que fue pulverizada por un misil disparado desde un
avión no tripulado mientras recogía verduras de su huerto, para preparar
la comida de sus nietos, que presenciaron aterrados la muerte de su
abuela. Para el portavoz de la organización, “el secretismo del programa
de ‘drones’ da a los Estados Unidos licencia para matar, al margen de
los tribunales y de los principios básicos de la legislación
internacional”.
Otras organizaciones no
gubernamentales, como Human Rights Watch, estiman que desde 2004, cuando
empezó el uso de ‘drones’ en la guerra contra el terrorismo, al menos
cuatrocientos civiles han muerto y seiscientos han sido heridos en
ataques con aviones no tripulados. Su argumento es que “no se toman
suficientes precauciones para proteger a los civiles, ni se compensa a
las víctimas de los ataques por error”. Las autoridades estadounidenses
se han limitado a afirmar que sí toman “los mayores recaudos posibles” y
que las cifras de bajas civiles son “substancialmente menores” que las
publicadas.
‘Drones’ en seis países
El primer ataque con
‘drones’ no ocurrió en Paquistán, sino en Yemen. Fue el 3 de noviembre
de 2002, cuando un avión estadounidense no tripulado, atribuido a la
Agencia Central de Inteligencia, la CIA, mató a seis dirigentes de Al
Qaeda en la península Arábiga, la organización que, ya entonces, se
perfilaba como el más activo de los nueve grupos que en la actualidad
están afiliadas a la red creada por Bin Laden. En los siguientes once
años, los Estados Unidos han recurrido a ‘drones’ en operaciones
antiterroristas en otros cinco países: Afganistán, Iraq, Libia,
Paquistán y Somalia.
Exactamente dos años después
del ataque en Yemen, los ‘drones’ empezaron a ser usados también en
Paquistán. Fue en Waziristán del Sur, en noviembre de 2004, y el blanco
fue un comandante talibán, Nek Mohamad, quien murió en el bombardeo, al
igual que otros tres combatientes. Pero también murieron dos niños, de 8
y 14 años, lo que levantó una ola de indignación y protesta. Sin
embargo, los Estados Unidos siguieron lanzando ataques con ‘drones’,
pues, según la versión de sus portavoces, antes de cada operación se
efectúa una muy prolija labor de inteligencia para identificar con
precisión los objetivos, lo que, sin embargo, no elimina por completo
los daños colaterales, “inevitables en toda guerra”. En palabras del
portavoz presidencial Jay Carney, “estas operaciones son las que
acarrean menos riesgo de pérdida de vidas inocentes”.
En enero de 2009, al asumir
la presidencia, Barack Obama ordenó no solamente proseguir el programa
de “eliminaciones selectivas” iniciado durante el gobierno de George W.
Bush, sino incluso incrementarlo, convencido de que esas operaciones, al
estar dirigidas contra objetivos específicos, causan menos daños en las
poblaciones civiles. Pero, según la versión de Amnistía Internacional,
solamente en Paquistán los ataques con ‘drones’ han matado “al menos a
400 civiles, entre las 2.200 víctimas causadas”. En Yemen, mientras
tanto, según el informe de Human Rights Watch, en 81 ataques efectuados
desde septiembre de 2001 han muerto 473 personas, “muchas de ellas
civiles”.
“Cuando la captura no es posible…”
A pesar del uso continuado
de ‘drones’, “nuestra preferencia es siempre detener, interrogar y
juzgar”, según reiteró Carney al comentar los dos informes críticos con
el uso estadounidense de aviones no tripulados. ´”Los usamos —agregó—
cuando la captura de algún jefe terrorista no es posible”. En todo caso,
el primer ministro de Paquistán exigió el 1° de noviembre “el final
inmediato de esos ataques”, que, según dijo, “perturban profundamente a
población paquistaní y, por ser violatorios de la soberanía nacional, se
han convertido en un factor irritante de las relaciones bilaterales”.
Sin embargo, según publicó el diario The Washington Post
a principios de noviembre, las operaciones antiterroristas con aviones
no tripulados en territorio paquistaní no solamente eran conocidas por
el gobierno del primer ministro Nawaz Sharif, sino que “varios ataques
fueron ejecutados por indicación de Paquistán”, además de que “durante
varios años los ‘drones’ operaban desde una base situada en territorio
paquistaní”.
La nota, firmada por el
famoso periodista Bob Woodward, uno de los autores de los reportajes que
hicieron estallar el ‘escándalo Watergate’ que causó la renuncia del
presidente Richard Nixon, en agosto de 1974, reveló también que los
servicios diplomáticos y de inteligencia de los Estados Unidos y
Paquistán coordinaban “rutinariamente” las operaciones antiterroristas
efectuadas con ‘drones’, que incluso tenían el nombre en clave de
‘Sylvan-Magnolia’.
En total, según las cifras reveladas por la senadora Lyndsay Graham y citadas por el diario español El Mundo,
las operaciones estadounidenses con aviones no tripulados en seis
países han causado “casi 4.700 muertos”, entre líderes talibanes y de Al
Qaeda y combatientes de diversos rangos de organizaciones afines, como
la somalí Al Shabab, la yemenita Al Qaeda en la península Arábiga, la
paquistaní Lashkar e Taiba y la iraquí Al Qaeda en Iraq.
Peligro de escalada
El 21 de octubre de
2013, unos días antes del inicio en Ginebra de las negociaciones de las
potencias mundiales con el nuevo gobierno de Irán, las autoridades
iraníes informaron que habían capturado —sin especificar dónde— un avión
estadounidense no tripulado y que lo habían desarmado para conocer “sus
secretos tecnológicos”. Y es que, como advirtieron en esos días las
organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos, los
éxitos en las operaciones con ‘drones’ podrían alentar su uso por países
hostiles o por bandas terroristas.
“Si la legislación
internacional no prohíbe el empleo de ‘drones’, se sentaría un peligroso
precedente y hasta podría provocarse una escalada muy rápida”, según la
advertencia efectuada a finales de octubre por Human Rights Watch, que
destacó que los ataques lanzados contra civiles en Paquistán y Yemen
demuestran que las convenciones internacionales dejan fisuras por las
que podría escaparse cualquier país dispuesto a ampliar un conflicto. La
excepción legal para el uso de ´drones’ serían las labores de
vigilancia y patrullaje.
A pesar de que los Estados
Unidos han mantenido su posición de defensa de las operaciones
antiterroristas con ‘drones’, poniendo de relieve que ellos permiten
vigilar a los sospechosos durante horas o días, hasta verificar
perfectamente sus identidades y tenerlos individualmente en la mira, en
los meses finales de 2013 se ha apreciado una disminución gradual de los
ataques con aviones no tripulados y el simultáneo incremento de la
actividad de los comandos especiales, como los ‘Navy Seals’ de la marina
(que encontraron y mataron a Osama bin Laden) o los ‘Delta Force’ del
ejército de tierra.
Y es que, pese a que se
supone fundadamente que otros países (Gran Bretaña, Francia, Alemania,
Japón, Rusia, China…) tienen flotas de ‘drones’ para uso militar,
solamente los Estados Unidos han recurrido a los aviones a control
remoto para efectuar ataques públicamente reconocidos. Por eso, todas
las críticas y los cuestionamientos van contra ellos. Pero cuando hubo
que aplicar los acuerdos para la destrucción del arsenal químico sirio y
así frenar la matanza que está causando la dictadura de Bachar el-Asad,
toda la comunidad internacional recurrió a la información obtenida
gracias a los ‘drones’. Ni más ni menos.
Recuadro
Una gran red de espionaje
Con una autonomía de vuelo
de treinta horas y la capacidad de elevarse por encima de los 4.500
metros para eludir los radares, una flota de aviones no tripulados
efectúa 24 horas al día y siete días a la semana una labor minuciosa de
reconocimiento sobre Siria, país que padece una feroz guerra civil desde
marzo de 2011 y que, en treinta meses, causó al menos ciento veinte mil
muertos. Cada batalla, cada avance y retroceso, cada movimiento de
tropas, cada ocupación de ciudades y pueblos queda inmediatamente
registrado por las cámaras de alta sensibilidad montadas en los aviones
no tripulados, capaces de tomar fotografías en que se distinguen con
desconcertante claridad caras de personas y placas de automóviles.
Es la mayor flota de
‘drones’ del mundo y no es de los Estados Unidos. Es de Israel, país que
además de tener “decenas” de aparatos en labores de vigilancia y
patrullaje efectuó en ocho años —según reportó el diario español El País— exportaciones de aviones no tripulados por 4.600 millones de dólares.
La flota israelí,
perteneciente al llamado Primer Escuadrón de Vehículos Aéreos no
Tripulados, sería operada desde la base de Palmahim, ubicada al sur de
Tel Aviv, donde cada avión sería controlado por dos militares: uno
encargado del vuelo y otro dedicado a manejar las cámaras de fotografías
y videos. No se sabe con certeza cuántos ‘drones’ están en servicio.
Una fuente no revelada, citada por El País, dice que son “más de dos, menos de cien y siempre insuficientes”.
No obstante, los ‘drones’
israelíes son desde septiembre de 2013, cuando fue firmado un acuerdo
internacional para destruir los arsenales químicos del gobierno sirio,
la fuente de información más confiable sobre la cantidad de esas armas y
su ubicación. Fue así que, sin atenerse a otras versiones, las Naciones
Unidas asumieron que en Siria hay almacenadas mil toneladas de
substancias venenosas, distribuidas en cincuenta depósitos. Que fueron,
con exactitud, las cifras citadas por Israel.
Pero, con sus ‘drones’,
Israel no se habría limitado a forjar una gran red de espionaje para
protegerse de todos los enemigos que lo rodean, sino que, según
versiones de la prensa estadounidense basadas en fuentes de los
servicios de inteligencia, aviones israelíes no tripulados efectuaron en
2013 tres misiones militares contra envíos de misiles de Irán a la
milicia chiita libanesa de Hezbolah. Además, dirigentes del movimiento
radical islámico Hamás han acusado a Israel de “repetidos ataques” con
‘drones’ contra objetivos palestinos en la franja de Gaza.
Más aún, habría sido un
avión israelí no tripulado el que disparó un misil contra el automóvil
en que viajaba Ahmed al-Jabari, que murió en el acto. Era noviembre de
2012. Al-Jabari era el subjefe del ala militar de Hamás y estaba acusado
de haber organizado una serie de ataques terroristas en territorio
israelí. Fue, además, quien encabezó las milicias de Hamás en la batalla
contra la organización palestina rival, Al Fatah. Ese combate, que duró
una semana en junio de 2007, le dio a Hamás el control de la franja de
Gaza, con lo que los territorios autónomos palestinos quedaron partidos
en dos: Cisjordania en manos de Al Fatah y Gaza en poder de Hamás. Lo
que, por cierto, fue una división que es conveniente para Israel…
hola, felicitaciones a luis por crear este blog que está muy interesante y por favor agrega las fotos de los tableros que con ellos terminamos el segundo modulo y espero encontrarnos en el tercer modulo suerte para todos inclusive para el profesor.
ResponderEliminarGracias, voy a tratar de mantenerlo actualizado el blog, yo tambien espero q nos encontremos en el tercer modulo el curso estuvo bueno, por otro lado yo no tengo las ultimas fotos les escribire via mail a los otros compañeros para q me envien por correo las fotografias mi correo es luisolm@hotmail.es enviame las q tengas tu para publicarlas asi como de el proyecto en proto.
Eliminarde acuerdo te los envio por tu correo los voy a pasar a la compu para enviartelo suerte.
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