sábado, 25 de enero de 2014

Drones Revista Diners

“Drones”. Hay que salir de la casa sólo los días nublados…

Los ataques con aviones no tripulados están diezmando el Talibán y Al Qaeda.
 Por Jorge Ortiz
             Hakimullah Mehsud, el líder talibán de Paquistán, tenía motivos, ese día, para estar tranquilo: la víspera, 31 de octubre de 2013, habían quedado oficialmente abiertas las negociaciones entre el gobierno paquistaní y los talibán, en busca de un acuerdo —difícil, improbable— de cese del fuego, entrega de las armas y paz. Esa mañana, Mehsud asistió con su lugarteniente y tres guardaespaldas a una reunión de milicianos en una mezquita en las afueras de Miranshá, la capital de la región de Waziristán del Norte. Tenía, después, una sesión de adoctrinamiento a jóvenes musulmanes radicales. Pero…
            Pero, al salir de la mezquita, un avión estadounidense no tripulado, de los llamados ‘drones’, apareció súbita y silenciosamente sobre él y, con una precisión asombrosa, disparó un misil que impactó de lleno en el automóvil en que viajaban Mehsud y sus escoltas. Los cinco murieron en el acto, carbonizados. Tan sigilosamente como había aparecido, el avión desapareció en el cielo, entre las montañas del noroeste de Paquistán, en la zona fronteriza con Afganistán.
            Una semana más tarde, el 7 de noviembre, una asamblea secreta de las treintitantas facciones islamistas armadas de Waziristán designó nuevo jefe de los talibán paquistaníes a Fazal Biladar Khan, conocido por su nombre de guerra de ‘maulana’ Fazlullah, quien adquirió notoriedad en 2007, cuando logró imponer la ley islámica, la ‘sharia’, en el valle del Swat. Pero el prestigio mayor de Fazlullah (lo que le valió el título de ‘maulana’, como símbolo de respeto) provino de haber sido quien organizó el atentado para asesinar a Malala Yousafzai, la joven activista por la educación de las mujeres. Malala sobrevivió, pero no pudo volver a vivir a Pakistán.
            Al día siguiente de la muerte de Mehsud y sus acompañantes, el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, objetó con dureza el uso de ‘drones’, porque, según dijo, “causan la pérdida de vidas inocentes, tienen implicaciones en materia de derechos humanos y, además, terminan siendo contraproducentes, porque generan más radicalismo y violencia”. Para los Estados Unidos, sin embargo, el empleo de ‘drones’ en operaciones antiterroristas es “legal, preciso y efectivo”.
El consejo de Bin Laden
            La muerte de Mehsud no fue, por cierto, la primera “eliminación selectiva” con ‘drones’ de líderes de los grupos armados del radicalismo musulmán. En junio de 2012, Abu Yahya al-Libi, el número dos de la red Al Qaeda, murió en un ataque de aviones estadounidenses no tripulados contra una casa en la zona de Mir Alí, también en Waziristán del Norte, en el que, aparte de Al-Libi, cayeron otros catorce guerrilleros. Ese fue el mayor golpe antiterrorista desde mayo de 2011, cuando un comando de fuerzas especiales mató en su refugio del norte paquistaní a Osama bin Laden, el fundador, ideólogo y líder de Al Qaeda.
            Precisamente Bin Laden, consciente del peligro de los ‘drones’, había instruido a sus personas más cercanas para que evitaran todo movimiento a cielo abierto. “Hay que salir de la casa sólo los días nublados”, según le había escrito a su hijo en una carta que, tras su muerte, fue encontrada en su refugio y que no alcanzó a enviar. Y, en efecto, los comandantes de la red y del talibán, tanto en Paquistán como en Afganistán, actualmente ya evitan todo desplazamiento en los días de sol.
            No obstante, decenas de líderes guerrilleros murieron en los 45 ataques con ‘drones’ documentados entre enero de 2012 y agosto de 2013, en los que, de acuerdo con un informe de Amnistía Internacional, también murieron 19 civiles inocentes, incluidos niños. El gobierno estadounidense no ha confirmado ni desmentido esa cifra, pues, “por motivos de seguridad”, no hace ningún comentario sobre sus operaciones antiterroristas.
            Según Amnistía Internacional, esas muertes, incluidas las de combatientes, “pueden constituir ejecuciones extrajudiciales y hasta crímenes de guerra”. Su informe recoge, como ejemplo, el caso de Manama Bibi, una campesina de 68 años de edad, que fue pulverizada por un misil disparado desde un avión no tripulado mientras recogía verduras de su huerto, para preparar la comida de sus nietos, que presenciaron aterrados la muerte de su abuela. Para el portavoz de la organización, “el secretismo del programa de ‘drones’ da a los Estados Unidos licencia para matar, al margen de los tribunales y de los principios básicos de la legislación internacional”.
            Otras organizaciones no gubernamentales, como Human Rights Watch, estiman que desde 2004, cuando empezó el uso de ‘drones’ en la guerra contra el terrorismo, al menos cuatrocientos civiles han muerto y seiscientos han sido heridos en ataques con aviones no tripulados. Su argumento es que “no se toman suficientes precauciones para proteger a los civiles, ni se compensa a las víctimas de los ataques por error”. Las autoridades estadounidenses se han limitado a afirmar que sí toman “los mayores recaudos posibles” y que las cifras de bajas civiles son “substancialmente menores” que las publicadas.
‘Drones’ en seis países
            El primer ataque con ‘drones’ no ocurrió en Paquistán, sino en Yemen. Fue el 3 de noviembre de 2002, cuando un avión estadounidense no tripulado, atribuido a la Agencia Central de Inteligencia, la CIA, mató a seis dirigentes de Al Qaeda en la península Arábiga, la organización que, ya entonces, se perfilaba como el más activo de los nueve grupos que en la actualidad están afiliadas a la red creada por Bin Laden. En los siguientes once años, los Estados Unidos han recurrido a ‘drones’ en operaciones antiterroristas en otros cinco países: Afganistán, Iraq, Libia, Paquistán y Somalia.
            Exactamente dos años después del ataque en Yemen, los ‘drones’ empezaron a ser usados también en Paquistán. Fue en Waziristán del Sur, en noviembre de 2004, y el blanco fue un comandante talibán, Nek Mohamad, quien murió en el bombardeo, al igual que otros tres combatientes. Pero también murieron dos niños, de 8 y 14 años, lo que levantó una ola de indignación y protesta. Sin embargo, los Estados Unidos siguieron lanzando ataques con ‘drones’, pues, según la versión de sus portavoces, antes de cada operación se efectúa una muy prolija labor de inteligencia para identificar con precisión los objetivos, lo que, sin embargo, no elimina por completo los daños colaterales, “inevitables en toda guerra”. En palabras del portavoz presidencial Jay Carney, “estas operaciones son las que acarrean menos riesgo de pérdida de vidas inocentes”.
            En enero de 2009, al asumir la presidencia, Barack Obama ordenó no solamente proseguir el programa de “eliminaciones selectivas” iniciado durante el gobierno de George W. Bush, sino incluso incrementarlo, convencido de que esas operaciones, al estar dirigidas contra objetivos específicos, causan menos daños en las poblaciones civiles. Pero, según la versión de Amnistía Internacional, solamente en Paquistán los ataques con ‘drones’ han matado “al menos a 400 civiles, entre las 2.200 víctimas causadas”. En Yemen, mientras tanto, según el informe de Human Rights Watch, en 81 ataques efectuados desde septiembre de 2001 han muerto 473 personas, “muchas de ellas civiles”.
“Cuando la captura no es posible…”
            A pesar del uso continuado de ‘drones’, “nuestra preferencia es siempre detener, interrogar y juzgar”, según reiteró Carney al comentar los dos informes críticos con el uso estadounidense de aviones no tripulados. ´”Los usamos —agregó— cuando la captura de algún jefe terrorista no es posible”. En todo caso, el primer ministro de Paquistán exigió el 1° de noviembre “el final inmediato de esos ataques”, que, según dijo, “perturban profundamente a población paquistaní y, por ser violatorios de la soberanía nacional, se han convertido en un factor irritante de las relaciones bilaterales”.
            Sin embargo, según publicó el diario The Washington Post a principios de noviembre, las operaciones antiterroristas con aviones no tripulados en territorio paquistaní no solamente eran conocidas por el gobierno del primer ministro Nawaz Sharif, sino que “varios ataques fueron ejecutados por indicación de Paquistán”, además de que “durante varios años los ‘drones’ operaban desde una base situada en territorio paquistaní”.
            La nota, firmada por el famoso periodista Bob Woodward, uno de los autores de los reportajes que hicieron estallar el ‘escándalo Watergate’ que causó la renuncia del presidente Richard Nixon, en agosto de 1974, reveló también que los servicios diplomáticos y de inteligencia de los Estados Unidos y Paquistán coordinaban “rutinariamente” las operaciones antiterroristas efectuadas con ‘drones’, que incluso tenían el nombre en clave de ‘Sylvan-Magnolia’.
            En total, según las cifras reveladas por la senadora Lyndsay Graham y citadas por el diario español El Mundo, las operaciones estadounidenses con aviones no tripulados en seis países han causado “casi 4.700 muertos”, entre líderes talibanes y de Al Qaeda y combatientes de diversos rangos de organizaciones afines, como la somalí Al Shabab, la yemenita Al Qaeda en la península Arábiga, la paquistaní Lashkar e Taiba y la iraquí Al Qaeda en Iraq.
Peligro de escalada
            El 21 de octubre de 2013, unos días antes del inicio en Ginebra de las negociaciones de las potencias mundiales con el nuevo gobierno de Irán, las autoridades iraníes informaron que habían capturado —sin especificar dónde— un avión estadounidense no tripulado y que lo habían desarmado para conocer “sus secretos tecnológicos”. Y es que, como advirtieron en esos días las organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos, los éxitos en las operaciones con ‘drones’ podrían alentar su uso por países hostiles o por bandas terroristas.
            “Si la legislación internacional no prohíbe el empleo de ‘drones’, se sentaría un peligroso precedente y hasta podría provocarse una escalada muy rápida”, según la advertencia efectuada a finales de octubre por Human Rights Watch, que destacó que los ataques lanzados contra civiles en Paquistán y Yemen demuestran que las convenciones internacionales dejan fisuras por las que podría escaparse cualquier país dispuesto a ampliar un conflicto. La excepción legal para el uso de ´drones’ serían las labores de vigilancia y patrullaje.
            A pesar de que los Estados Unidos han mantenido su posición de defensa de las operaciones antiterroristas con ‘drones’, poniendo de relieve que ellos permiten vigilar a los sospechosos durante horas o días, hasta verificar perfectamente sus identidades y tenerlos individualmente en la mira, en los meses finales de 2013 se ha apreciado una disminución gradual de los ataques con aviones no tripulados y el simultáneo incremento de la actividad de los comandos especiales, como los ‘Navy Seals’ de la marina (que encontraron y mataron a Osama bin Laden) o los ‘Delta Force’ del ejército de tierra.
            Y es que, pese a que se supone fundadamente que otros países (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón, Rusia, China…) tienen flotas de ‘drones’ para uso militar, solamente los Estados Unidos han recurrido a los aviones a control remoto para efectuar ataques públicamente reconocidos. Por eso, todas las críticas y los cuestionamientos van contra ellos. Pero cuando hubo que aplicar los acuerdos para la destrucción del arsenal químico sirio y así frenar la matanza que está causando la dictadura de Bachar el-Asad, toda la comunidad internacional recurrió a la información obtenida gracias a los ‘drones’. Ni más ni menos.
Recuadro
Una gran red de espionaje
            Con una autonomía de vuelo de treinta horas y la capacidad de elevarse por encima de los 4.500 metros para eludir los radares, una flota de aviones no tripulados efectúa 24 horas al día y siete días a la semana una labor minuciosa de reconocimiento sobre Siria, país que padece una feroz guerra civil desde marzo de 2011 y que, en treinta meses, causó al menos ciento veinte mil muertos. Cada batalla, cada avance y retroceso, cada movimiento de tropas, cada ocupación de ciudades y pueblos queda inmediatamente registrado por las cámaras de alta sensibilidad montadas en los aviones no tripulados, capaces de tomar fotografías en que se distinguen con desconcertante claridad caras de personas y placas de automóviles.
             Es la mayor flota de ‘drones’ del mundo y no es de los Estados Unidos. Es de Israel, país que además de tener “decenas” de aparatos en labores de vigilancia y patrullaje efectuó en ocho años —según reportó el diario español El País— exportaciones de aviones no tripulados por 4.600 millones de dólares.
            La flota israelí, perteneciente al llamado Primer Escuadrón de Vehículos Aéreos no Tripulados, sería operada desde la base de Palmahim, ubicada al sur de Tel Aviv, donde cada avión sería controlado por dos militares: uno encargado del vuelo y otro dedicado a manejar las cámaras de fotografías y videos. No se sabe con certeza cuántos ‘drones’ están en servicio. Una fuente no revelada, citada por El País, dice que son “más de dos, menos de cien y siempre insuficientes”.
            No obstante, los ‘drones’ israelíes son desde septiembre de 2013, cuando fue firmado un acuerdo internacional para destruir los arsenales químicos del gobierno sirio, la fuente de información más confiable sobre la cantidad de esas armas y su ubicación. Fue así que, sin atenerse a otras versiones, las Naciones Unidas asumieron que en Siria hay almacenadas mil toneladas de substancias venenosas, distribuidas en cincuenta depósitos. Que fueron, con exactitud, las cifras citadas por Israel.
            Pero, con sus ‘drones’, Israel no se habría limitado a forjar una gran red de espionaje para protegerse de todos los enemigos que lo rodean, sino que, según versiones de la prensa estadounidense basadas en fuentes de los servicios de inteligencia, aviones israelíes no tripulados efectuaron en 2013 tres misiones militares contra envíos de misiles de Irán a la milicia chiita libanesa de Hezbolah. Además, dirigentes del movimiento radical islámico Hamás han acusado a Israel de “repetidos ataques” con ‘drones’ contra objetivos palestinos en la franja de Gaza.
            Más aún, habría sido un avión israelí no tripulado el que disparó un misil contra el automóvil en que viajaba Ahmed al-Jabari, que murió en el acto. Era noviembre de 2012. Al-Jabari era el subjefe del ala militar de Hamás y estaba acusado de haber organizado una serie de ataques terroristas en territorio israelí. Fue, además, quien encabezó las milicias de Hamás en la batalla contra la organización palestina rival, Al Fatah. Ese combate, que duró una semana en junio de 2007, le dio a Hamás el control de la franja de Gaza, con lo que los territorios autónomos palestinos quedaron partidos en dos: Cisjordania en manos de Al Fatah y Gaza en poder de Hamás. Lo que, por cierto, fue una división que es conveniente para Israel…

3 comentarios:

  1. hola, felicitaciones a luis por crear este blog que está muy interesante y por favor agrega las fotos de los tableros que con ellos terminamos el segundo modulo y espero encontrarnos en el tercer modulo suerte para todos inclusive para el profesor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, voy a tratar de mantenerlo actualizado el blog, yo tambien espero q nos encontremos en el tercer modulo el curso estuvo bueno, por otro lado yo no tengo las ultimas fotos les escribire via mail a los otros compañeros para q me envien por correo las fotografias mi correo es luisolm@hotmail.es enviame las q tengas tu para publicarlas asi como de el proyecto en proto.

      Eliminar
  2. de acuerdo te los envio por tu correo los voy a pasar a la compu para enviartelo suerte.

    ResponderEliminar